Abracadabra: la fórmula mágica de la salud mental

11 Septiembre de 2023

Andrea Herrera Cardona Coordinadora Jóvenes conectando propósito

Sólo hasta el año 2013 la salud mental empieza a ser un tema de interés tanto nacional como internacional, ganar posicionamiento ha sido complejo por diversos motivos entre los cuales se encuentra las variadas definiciones que existe alrededor del concepto, la dificultad para insertarse en las políticas públicas, los planes de desarrollo y la vida cotidiana de las personas. El concepto de salud mental tiene diferentes connotaciones, que se relacionan con configuraciones culturales, biológicas, de género, comunitarias, de curso de vida y territoriales.

La Organización Mundial de la Salud ha definido la salud mental “Como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”, además afirma que: “No hay salud sin salud mental” (1). Sin embargo, aunque estás definiciones hacen un énfasis en el bienestar y en la salud mental positiva, las políticas públicas y las acciones encaminadas a intervenir la salud mental en Colombia están basadas en las enfermedades mentales, acciones morbi céntricas que dejan de lado el fortalecimiento de los entornos para el cuidado de la salud y la salud mental, la construcción de relaciones significativas y el tejido social, la expresión de emociones y el juego y el disfrute en la cotidianidad de los seres humanos.

De acuerdo con el psiquiatra José Posada, representante para Colombia de la Federación Mundial de la Salud Mental afirma que “la promoción de la salud mental es vital en países en desarrollo como Colombia, abocados a graves problemáticas psicosociales, teniendo en cuenta el largo conflicto armado interno y las frecuentes situaciones de emergencias complejas y desastres que en los últimos años han afectado al país”, por lo tanto, es necesario abordar la salud mental desde la salud pública (2).

De acuerdo con lo anterior, la salud mental es importante en todas las etapas de la vida; específicamente en los niños y niñas la salud mental es fundamental para un desarrollo normal y su participación de manera activa en la construcción de sus entornos sociales; y aunque no existe una fórmula mágica para la salud mental, los niños y niñas si tienen muy claro cómo se cuida y se vive desde la cotidianidad, por medio del proyecto “Significados y prácticas de la salud mental en la infancia rural escolarizada del municipio de Nariño Antioquia” los niños y niñas de manera espontánea y natural enunciaron claves sencillas y al mismo tiempo potentes para comprender los significados y prácticas de la salud mental en la infancia.

Aquí algunas de sus definiciones:

  • “Salud mental es estar bien, estar aliviado, tener fuerza, estar feliz y tener energía para hacer las actividades del día”

  • “Salud mental es jugar con los amigos y estudiar”

  • “Cuando escucho hablar de salud mental pienso en mi familia, porque siempre me cuida”

  • “Tener a la familia completa es la felicidad y si los niños son felices tienen salud mental”.

 A partir de estas definiciones y de la participación de los niños, niñas, padres y madres de familia y docentes en diferentes actividades nos atrevemos a proponer una “fórmula mágica para el cuidado de la salud mental” que revela esos elementos que se deben cuidar y potencializar para fortalecer la salud mental de nuestros niños y niña

En primer lugar, resulta imprescindible enunciar y explicar los elementos de la fórmula propuesta; en el coeficiente se encuentran los escenarios y actores que los niños y niñas identificaron como esenciales para la promoción y cuidado de la salud mental, en el exponente se encuentra aquello que el coeficiente es responsable de potenciar, cada uno de estos coeficientes se deben sumar y multiplicar por la felicidad, la cual resultó ser un componente transversal en el discurso, lo que daría como resultado final una nueva forma de comprender la salud mental.

En este sentido, es necesario que el territorio en el que se vive garantice tranquilidad, la familia o el entorno familiar sea proveedora de comida y afecto, la escuela como institución se convierte en el lugar de socialización, aprendizaje y permite el desarrollo de habilidades y destrezas, por lo que debe garantizar condiciones dignas que permita el despliegue de capacidades, los amigos que por medio del juego generen redes de apoyo y fortalezcan el tejido social todo esto sumado y multiplicado por la felicidad como un sinónimo de bienestar tendrá como resultado salud mental; una fórmula que parece sencilla, pero que cuesta garantizar antes los retos sociales que enfrentamos hoy como sociedad. 

 

Se puede concluir que la salud mental es un proceso de construcción de vínculos afectivos y significativos basados en el amor y cuidado los cuales se despliega en la vida cotidiana en coherencia con las dinámicas y prácticas socioculturales de cada territorio; de acuerdo con esto, la salud mental es una responsabilidad de todos: Desde la institucionalidad, por medio de la generación de políticas públicas y acciones para su intervención y cuidado, el fortalecimiento de los entornos protectores como las escuelas y las familias como proveedoras de alimento, respeto, cuidado y afecto. 

Finalmente, es importante mencionar que lo anterior es una propuesta que busca fortalecer el cuidado de la salud mental desde la cotidianidad, pero de ninguna manera deja de lado la necesidad de garantizar el acceso a los servicios de salud mental de calidad, el establecimiento rutas de atención claras y eficaces y el cierre de brechas entre lo urbano y lo rural, por supuesto aún más después de enfrentar una pandemia y sus consecuencias.

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