06 de abril 2024
Laura Andrea Saldarriaga Hernández
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Hoy en día, es frecuente encontrarse con conceptos relacionados con el desarrollo de software, la inteligencia artificial y la analítica de datos en redes sociales, conferencias, conversaciones cotidianas y, en general, en la agenda pública global. Incluso trabajando en el mundo de la ciencia, tecnología e innovación, es difícil estar al tanto de los avances diarios y de los nuevos conceptos que evolucionan rápidamente. Gracias a esta dinámica, se ha potenciado la idea de que para abordar los desafíos sociales y ambientales globales que enfrentamos hoy, necesitamos aprovechar el poder exponencial de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Desde la perspectiva de las matemáticas y la ingeniería, resulta menos complejo comprender las diferencias entre una función lineal y una función exponencial. En términos simples, en una función lineal, el resultado es directamente proporcional al esfuerzo, y su crecimiento se produce de manera constante. En cambio, la función exponencial es mágica por naturaleza; su resultado no aumenta proporcionalmente, sino que se multiplica a sí misma en cada período.
Me gusta ilustrar este concepto con la historia de la creación del ajedrez. Se cuenta que el creador del ajedrez pidió al rey, como pago por su gran invención, que le diera inicialmente 2 granos de trigo. Sin embargo, en cada pago, este valor debía multiplicarse por dos al pasar por cada casilla del tablero. La historia finaliza con la sorpresa del rey cuando sus matemáticos le dicen que no había suficiente trigo en el mundo para cumplir con esa petición al terminar todas las casillas del tablero.
Dentro de lo mucho que se dice sobre las funciones exponenciales, se cuenta que la más importante es la naturaleza. Por un lado, somos una especie más que cumple con el patrón de crecimiento poblacional dentro del reino animal. Sin embargo, los seres humanos somos capaces de generar efectos exponenciales en la naturaleza de igual manera. Por ejemplo, hoy en día estamos experimentando las consecuencias de uno de estos efectos, la crisis climática. La inteligencia artificial también es una fuerza exponencial en potencia, que, si se desarrolla correctamente, podría llevarnos a un mundo completamente nuevo e inimaginable para la sociedad actual.
Sin embargo, existen otras fuerzas exponenciales capaces de transformar el mundo más allá de la ciencia, la tecnología y la innovación, y una de ellas es el poder de forjar comunidad.
Soy una ingeniera apasionada por el cuidado del medio ambiente y por ayudar a que el mundo sea más habitable. Me interesan los temas de ciencia, tecnología e innovación, y creo que todo problema medioambiental, al igual que todo problema de ingeniería, es un problema social en sí mismo. Por lo tanto, es imposible desligarnos del impacto que generamos en las comunidades que se ven afectadas por cada proyecto o decisión que tomamos.
Comprendí el poder mágico de las comunidades gracias a un momento de crisis en el que conocí a una persona que, sin conocerme, me brindó consejo y se convirtió en amiga y mentora incondicional. Desde entonces, entendí que no estamos solos en el camino de la vida, pero también comprendí la importancia de sentirnos parte de espacios seguros.
Comparto esta historia porque la considero el inicio de muchos procesos transformadores en mi vida, pero también porque quiero destacar la similitud que tiene mi historia con la anécdota del ajedrez. La comunidad, al igual que los granos de trigo solicitados como pago, comienza con el número dos. Y es que para forjar comunidad no se necesitan muchas personas para que sea significativa; a veces, todo lo que necesitas es una persona en la que puedas confiar.
Gracias a esta experiencia, empecé a ver en mí la capacidad de replicar esa misma ayuda en otros espacios donde mi conocimiento, mis habilidades o simplemente mi compañía pudieran servir para alcanzar metas en común. Esto es importante porque resalta otra de las características que comparten las comunidades y las fuerzas exponenciales, y es que lo que aprendes en una comunidad te motiva a replicarlo en otras.
Esto me ha llevado a querer participar en infinidad de grupos a lo largo de mi vida, algunos con el fin de compartir y en otros con el fin de aprender. Estas comunidades han sido desde grupos de estudio y juveniles hasta grupos de investigación como el Grupo Aliados con el Planeta de la UdeA. También, he participado en voluntariados como el que realicé en la Defensa Civil y programas de liderazgo como el de Women in STEM Building Future Society. Ahora, gracias también al apoyo de Wom-en, he podido participar en el programa de United People Global Sustainability Leadership, donde he tenido la oportunidad de formar parte de una comunidad de lideres a nivel mundial.
Es aquí donde, a lo largo del tiempo, se puede ver el potencial exponencial que tiene el forjar comunidad; porque comenzando con una red de apoyo de solo dos personas, hoy hago parte y pertenezco a una comunidad global que busca contribuir, al igual que yo, a construir un mundo mejor.
Pertenecer a varias comunidades me ha permitido ampliar mi comprensión del mundo y mi red de apoyo. Cada una de estas comunidades me ha brindado un conocimiento particular que hoy en día forma parte de mi ser. Estos conocimientos van desde primeros auxilios, búsqueda y rescate, programación en Python, manejo de emociones, hasta acciones para mitigar el cambio climático y crear proyectos con impacto. Puedo dar fe, desde mi experiencia, de la influencia que ha tenido en mí el hecho de pertenecer a todas estas comunidades a lo largo de mi vida. Es un recordatorio de que, a pesar de esa sensación en la sociedad actual de que somos capaces de todo por nosotros mismos, cada persona que ha logrado grandes metas en este mundo ha tenido varias comunidades a su lado, apoyándola.
También es una invitación a experimentar ese factor multiplicador que es el pertenecer y construir comunidad en nuestras vidas y, además, a motivarnos a identificar qué otras fuerzas exponenciales pueden estar presentes en nuestras vidas. Porque, al igual que las funciones exponenciales, el poder de las comunidades tiende al infinito.
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