Mujeres Inspirando un Manifiesto. La Transición.

14 de Septiembre 2023

Juliana Londoño
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Dar el salto significó volver a casa. Después de más de una década de trabajo en investigación científica, de construcción y reconocimiento de una mujer y una profesional con una identidad definida, escuchar la vocecita del alma, quien da suspiros en el correr de los años y pone señales y vías que no siempre atendemos. 

Los procesos de transición son metabolismo puro, es procesar al mismo tiempo lo que fuiste, lo que eres, y lo que quieres ser, es un proceso en zona buffer en donde estás en el medio de las realidades que fuiste tú y que sueñas ser. 

Me permití saltar y explorar un proceso creativo, que en su momento y bajo las condiciones iniciales creí “corto” en tiempo cronológico y en experiencia; no fue así y me cambió la vida. 

Construí mi identidad personal y profesional basada en la independencia, en los condicionamientos de que tienes que “salvar al mundo” antes que, a ti misma, el “debería estar ocupada”, el “debería dar más”, el “debería hacer más” para demostrar más y tal vez, valer más. 

 Esta transición fue una ruptura con el ego y eso dolió, pero fue precisamente eso lo que abrió el espacio para soñar con una nueva identidad creativa, elegir estar física y mentalmente saludable, soñar con las versiones de mi que nunca antes creí posible construir. 

Puedo decir que “fue un fracaso” pero hasta eso que mi versión de antes podría considerar fracaso me ha salvado a la nueva vía. Reconocer que la manera de trabajar física y mentalmente se hacía insostenible, que el cuerpo hablaba y que el punto de inflexión era claro. 

El ego construye a corto plazo, pero el alma predice el futuro, un paso a la vez. La palabra transición se volvió fuente de exploración. ¿Cómo puedo crecer con las herramientas, la experiencia, la historia que me habita?, ¿qué puedo poner en marcha hoy para descubrir y construir la mujer que quiero ser en los próximos años?, ¿a dónde voy ahora?, ¿qué me desafía?, ¿qué me duele?, ¿qué me habita?, ¿cómo puedo colocar mi propósito al servicio de mí misma y del mundo?, ¿quién soy yo cuándo no me identifico más con lo que he sido? 

Transitar el camino es llenar de vida la vida, no por fácil sino por necesario y pleno. Recoger con gratitud todas las versiones de nosotras mismas y colocarlas al servicio de algo más grande. 

El proceso de transición divulgó muchas preguntas, ha sido una experiencia transformadora, convertirnos en lo que verdaderamente somos vale la vida. La transición inspiró un manifiesto en mi y con ello la posibilidad de diseñar una vida con intención y propósito, basada en lo que me mueve, en la creatividad, en la energía al servicio de la vida. 

Aplaudo la versión de mi que eligió esto, doy gracias a todas las versiones que son la historia de mi vida, y sí, me sentí impostora, he sentido muchas veces ganas de volver a atrás, de correr no a la nueva versión, sino más bien reconciliarme con lo conocido, es normal y estructural. La valentía viene día a día, el poder personal se construye como un hábito, dejar el juicio hacia nosotras mismas es el regalo que da el tiempo y las tormentas. 

Estamos ocupadas y condicionadas. Brechas sociales, culturales, familiares, el no pertenecer más es un silencio profundo, hacer algo que nadie conocido ha hecho es miedo en su esencia; saberte principiantes y perder el control, es doloroso saber que muchas cosas se mueren en nosotras para dar lugar a la libertad. Convertirnos en lo que verdaderamente somos es la carrera de la vida, convertir una idea, transformar un proyecto, dar un primer paso, es amor y miedo, todo al mismo tiempo, pero es vida. 

Hace un año decidí elegir la palabra transición que se ha convertido en transformación, ha sido honrar las partes de mi que ya estaban pidiendo morir y emprender una aventura con las que querían nacer. 

Soy bióloga, y ahora mismo estoy construyendo mi propia biología. 

Este año he ganado muchas medallas internas, las que no se ven y no se muestran, pero que determinan la nueva dirección de tu vida. 

Sentirte perdida es volver a ti, este año me di cuenta que como mujeres escondemos nuestra historia sólo para no querer incomodar u ocupar nuestro espacio, que no es la capacidad de trabajo, gestión, urgencia lo que nos limita, es una vocecita dentro que nos dice, “no estás lista aún” “falta para”, y si, estar construyéndonos es la aventura, pero honrar el camino es el regalo. Recuperar nuestra energía, nuestra fuerza vital, lo que nos habita es esencial para servir mejor al presente y al futuro del mundo. 

Conocernos y no negociarnos, reconocer lo que hemos hecho y sentido y sobre todo habitar las partes de nosotras que requieren atención y presencia para devolver a la vida lo que requiere vida. 

Esta transición es un manifiesto. Me inspiró a mí en el propósito de traer inspiración, belleza y abundancia a las mujeres de este mundo para que podamos expandir nuestro brillo, nuestro placer de vivir, nuestra libertad.

Mujeres inspirando un Manifiesto. 

 

Más mujeres libres.

Más mujeres en contribución a sus propias vidas. 

Más mujeres brillando.

Más mujeres creando vida con su vida.

Más mujeres que inspiren a vivir.

Más mujeres honrando sus ciclos y sus historias. 

Más mujeres capaces de transformar sus vidas. 

Más mujeres haciendo preguntas.

Más mujeres recibiendo abundancia.

Más mujeres creativas.

Más mujeres honrando a otras mujeres.

Más mujeres creyendo en sí mismas.

Más mujeres diseñando su propia vida.

-¿A dónde podemos ir ahora?- A todos lados. La vida está abierta y disponible, ella sabe lo que tú sabes. Las mujeres podemos estar en todas partes, recorrer todos los caminos.

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