Si parto de los momentos más significativos que han marcado o han hecho la diferencia en mi proceso de aprendizaje a lo largo de mi vida, podría decir que son incalculables, pero sí quiero mencionar algunos que sólo al recordarlos me llevan a un nivel especial de felicidad, uno de ellos es aquel día en el que mi madre después de un largo día de trabajo, llega a casa con una sorpresa para mi hermano y para mí, una caja de colores y libros para colorear, y por horas estuvimos ahí concentrados, llenando de color cada instante de ese tiempo. Otro, fue cuando a las riberas del río Cauca varios amigos disfrutamos de una tarde soleada a la sombra de grandes árboles, y quizás discutimos sobre nuestras realidades y sobre nuevas aventuras por hacer. Recuerdo el día que una

de mis tantas profesoras organizaba una obra de teatro con cartulina, periódico y algo de pintura, y transformaba nuestro salón en un escondite mágico donde todos teníamos un papel importante en ese mundo misterioso. También recuerdo el olor de un cuaderno o un libro nuevo, que aún es una práctica en mi vida, quizás sólo refleja la incertidumbre de no saber que sigue, pero que te llenará el alma. Y finalmente me quedo con el momento en el que de manera segura pude alzar mi vos, representar visiones de mi país y mi territorio en diferentes espacios, pero también cuando de manera profunda escuché historias y lecciones que me hicieron reflexionar sobre los retos que todas las personas vivimos y me llevan a seguir mi motivación en esta aventura.